En general, muchas enfermedades son consideradas mala suerte, ya que no elegimos enfermarnos. No sólo me refiero a enfermedades graves sino también a las alergias y los problemas gastrointestinales. Te sorprenderá cuánto control tienes sobre tu estado de salud, mucho más de lo que piensas.
Las enfermedades graves en su mayoría no surgen sin un aviso previo o señales; el cuerpo es inteligente y hará todo lo posible para mantener el equilibrio para que podamos vivir en condiciones óptimas, es su naturaleza. Una persona que come grandes cantidades de carne roja y comidas procesadas no comenzará a sufrir de problemas cardiovasculares de repente. La persona puede comenzar a sufrir de taquicardia, dolor de pecho o tendrá problemas respiratorios. Si uno no está dispuesto a cambiar sus hábitos en cuando a los alimentos, poco efecto tendrán los medicamentos y la cirugía; es como fregar el suelo con el grifo abierto poner una tirita encima de una vena cortada. La medicina nos da tiempo y alivio de nuestros síntomas y la cirugía evitará situaciones que pueden llevar a la muerte.
Te pongo este ejemplo porque el líquido es un factor crucial cuando se trata de la salud física (y digo ‘salud física’ porque la salud es mucho más el cuidado del cuerpo según mi punto de vista). Nuestras células necesitan agua para transportar las toxinas al hígado, y posteriormente, al intestino. Si no bebemos suficiente, las células se desesperan para mantenerse hidratadas y a consecuencia tomarán líquido de otras partes del cuerpo como el cerebro (de aquí vienen en muchas ocasiones los dolores de cabeza y algunos casos de migraña). Entramos en un círculo vicioso, sufriendo de otros síntomas como el estreñimiento, la formación de cálculos biliares en el hígado y la vesícula y el bloqueo del flujo en el intestino y el colon.
Los padres de mi abuela paterna -nacida en Suriname- eran de la India y mi abuela era una cocinera 10. Su casa siempre olía a especias orientales y siempre había verduras y frutas exóticas en la cocina. Pero notaba que mi abuela siempre tenía la barriga hinchada. Comenzó a sufrir de Alzheimer en sus 70 y falleció en una residencia de tercera edad en Amsterdam a los 90. Siempre me he preguntado cómo podía caer enferma esta mujer, viviendo una vida tan sana.
Empecé a investigarlo un poco y saqué la conclusion de que siempre usaba los mismos ingredientes en sus platos, con muy poca variedad de alimentos. Apenas bebía agua, y eso teniendo en cuenta que por cada refresco gaseoso, taza de café o cerveza has de beber al menos 8 vasos de agua para que tu cuerpo se mantenga hidratado. Si piensas que el café te da energía, estás equivocado. Tu cuerpo reacciona a la cafeína, queriendo eliminarla y es por eso que te da un subidón por poco tiempo. ¿Has notado alguna vez cómo huele tu orina después de haber tomado café?
Nadie le enseñó a mi yaya de beber al menos 1,5-2l de agua al día. Sufrió de una acumulación de toxinas en el intestino y al final esto llevo a que sufriera de Alzheimer.
Hay muchos estudios que apuntan a la relación entre la enfermedad y la acumulación de toxinas (ama en sánscrito) en el intestino, el hígado y la vesícula, pero obviamente no es conveniente para las industrias alimentarias y farmacéuticas concienciarnos sobre el origen de la enfermedad y la necesidad de limpiarnos por dentro, bebiendo agua pura en vez de bebidas en lata, con lo cual estos estudios se descartan como no científicos.
Es muy importante tomar conciencia y con esto el control sobre nuestra salud; tu cuerpo es tuyo y no hay quién lo conoce mejor que tu. Comienza por la hidratación óptima. Si te resulta difícil llegar a 1,5-2l, incrementa tu ingesta un poquito cada semana. Apunta cuánta agua tomas como si fuese un plan de entrenamiento. Si trabajas con ordenadores y maquinaria tienes que saber que has de beber un poco más de 2l, dependiendo de la temporada del año.
Por supuesto que la solución perfecta es la instalación de filtros de agua en tu vivienda, pero como esto supone un coste bastante elevado te recomiendo que simplemente elijas una marca que ofrece agua de calidad, si es posible embotellada en vidrio y con índices bajos de cloro y calcio. Si tu única opción es consumir de botellas de plástico, Bezoya es una buena opción.
No dejes las botellas de plástico al sol, ya que el calor desprende cancerígenos (aunque no sepamos qué puede suceder en el transporte del agua).
Si introduces este hábito básico y sencillo verás que empezarás a digerir la comida mejor y tu calidad de sueño mejorará. Incluso lo notarás en la piel. La luz que llevas dentro volverá a brillar, tendrás un vientre más plano y te sentirás con más energía si eliminas tus toxinas con regularidad.